22 noviembre 2010

KULL Y EL BÁRBARO

Título: THE SAVAGE SWORD OF KULL, 1
Autor: VV. AA.
Editorial: DARK HORSE
Páginas: 448
PVP: 19,99 $

Aquí me tienen, terminando de empacar las maletas, prácticamente listo para la mudanza transoceánica que me llevará de regreso a España tras cerca de dos años de estancia en México. Feliz y triste, pero más feliz que triste, aunque, eso sí, en chinga, como dicen de este lado. He pasado la última semana entregado a la imposible tarea de meter en la valija todos los libros y tebeos acumulados en este tiempo. Los he calzado en el espacio disponible, por debajo de la delgada línea de un sobrepeso más o menos razonable. O irrazonable, según se mire, porque a ver quién está dispuesto a pagar, digamos, quinientos o seiscientos euros por mover tanto papel. Lo que pasa es que, ya que me voy, vendí el sofá cama, el refrigerador, el armario, el televisor, la base de la cama, el colchón, la cajonera, el cilindro del gas, el mueble de la cocina y un anaquel completo de libros, así que me alcanza. A duras penas, pero me alcanza. ¿No conocen a alguien que necesite una lavadora? Vendo también una mesa con cuatro sillas, muy monas y robustas. Y cachivaches.
Pero no nos desviemos del asunto, o mejor dicho, comencemos con el asunto. Si alguno de ustedes lee más o menos frecuentemente esta página ya sabrá que me gustan los tebeos de Conan –aprovecho desde aquí para saludar afectuosamente al tal Ferchu que se asomó hace un par de semanas por la versión digital de crash comics, sita en la dirección de blogspot que se indica al final de estas líneas, “adicto” (según sus propias palabras) “al cimmerio”–. Lo de gustar, según se mire, es un eufemismo. Veámoslo de otro modo: ¿Quieren saber cuál es la medida exacta de mi afición por Conan? Una maleta de cuatro. Veintitrés kilos de sobrepeso. El doble de lo que llevo de ropa.
Pero no piensen que soy yo uno de esos que se compran todas y cada una de las reediciones que se hacen de las historietas del personaje, no. Ya que tengo tres o cuatro versiones de cada tebeo me conformo. Más me parece exagerado. Y bueno, sucede que cuando a uno le van los tebeos de Conan, generalmente le van también los de Kull, los de Solomon Kane y hasta, según el caso, los de Red Sonja. Ya saben, esas que se dicen adaptaciones de Robert E. Howard. De modo que la aparición del esperadísimo –al menos por mí– primer volumen de The Savage Sword of Kull, recopilación cronológica de las historietas en blanco y negro del monarca de Valusia editadas en su día por Marvel Comics –y que incluye historietas e ilustraciones de los magazines Savage Tales, The Savage Sword of Conan, Kull and the Barbarians, Marvel Preview y Bizarre Adventures– me ha puesto en un brete. Pues no queda ni un rincón libre en la maleta y no me es posible meter ni un solo gramo de más. Pero no se preocupen, algo se me ocurrirá… (Ah, ya sé. ¿En qué maleta metí el tostón aquel de Baudrillard? Yo diría que pesan más o menos lo mismo.)

Javier Fernández

09 noviembre 2010

LA VENGANZA DE TEX

Título: TEX (ESPECIAL JOE KUBERT)
Autores: CLAUDIO NIZZI (guión) y JOE KUBERT (dibujos)
Editorial: PLANETA DEAGOSTINI
Páginas: 240
PVP: 10 €

Acabo de terminar de leer el Tex de Joe Kubert y Claudio Nizzi, ya ven que llevo unos cuantos años de retraso en algunas de mis lecturas. Y sí, he pasado un buen rato con las andanzas del Ranger de Texas. No es que haya vibrado de principio a fin, pero tampoco me he aburrido. Vamos, que la cosa ha estado entretenida.
La mayor parte del mérito, qué duda cabe, la tiene Joe Kubert (Brooklyn, 1926), ese genio de la narrativa gráfica, un maestro de maestros que no necesita presentación. Kubert respira viñetas por los cuatro costados, tiene un don natural para secuenciar argumentos en imágenes y posee mucho, mucho oficio: son casi setenta años en la brecha, que se dice pronto. Claro está que lo suyo no es el vanguardismo, ni la experimentación, ni falta que le hace. Su impronta es la de un firme narrador, pleno de recursos, eficiente como pocos y poseedor de un estilo influyente, personal, bello y gozosamente reconocible. No diré que Tex. El jinete solitario, que es como se llama la historieta que nos ocupa, sea su mejor trabajo porque no lo es. Falta aquí el detallismo de Tor, el dinamismo de Abraham Stone o el vigor de Fax from Sarajevo, pero el trabajo del dibujante es lindo y honesto. Sin duda más lindo y más honesto en las secuencias iniciales que en las postreras, y, con todo, las últimas, de acabado más tosco, presentan un storytelling perfecto, al alcance de unos cuantos elegidos. (Y es que uno se pregunta si Kubert no sería capaz de enganchar al lector incluso si se propusiese ilustrar las instrucciones de una lavadora dibujando con la mano izquierda.)
Por su parte, el guión de Nizzi (Sétif, 1938) parte de una premisa manida aunque efectiva. Cuatro malandrines de esos que pueblan el género del western matan por pura y libidinosa diversión a una angelical familia de colonos, amigos de Tex Willer para más señas, el icónico protagonista de esta archiconocida cabecera italiana creada por Gian Luigi Bonelli y Aurelio Gallepini en 1948. Y en estas que Willer, casualmente de visita, se topa con los cadáveres y promete venganza. En seguida sigue la pista del sanguinario grupo y pronto se enfrenta a ellos, pero es derrotado, golpeado y lanzado por un precipicio hacia una muerte segura de la que, obviamente, escapa. A partir de aquí, y luego de la necesaria (y vertiginosa) reposición física del héroe, Tex se lanza a la busca y captura de los criminales que a estas alturas, y para dotar de estructura episódica al conjunto, han roto filas y separado sus caminos. Desde mi punto de vista, las debilidades de la historia son la bisoñez psicológica de los personajes, la falta de originalidad en la resolución de los conflictos, alguna que otra repetición de esquemas y una cierta simpleza general. Y lo mejor, la eficacia y agilidad argumentales y la truculencia de determinadas escenas, que, por momentos, se alejan de lo convencional.
Si buscan un esparcimiento sencillo, sin más pretensión, Tex. El jinete solitario les alegrará la tarde.

Javier Fernández

05 noviembre 2010

ERES UN VICIOSO, COMO TU PADRE

Si es usted aficionado a los tebeos, ya sabrá que la oferta mensual de títulos en España apabulla al más pintado. Si no, le invito a que se dé un garbeo por el estante de novedades de cualquier librería especializada. ¿No le parecen muchos cómics? Lo son. Y es que no hay bolsillo que aguante el ritmo no digo ya del mes completo, sino de la quincena y hasta –según la semana– de la semana.
Hombre, claro está que no quiere uno comprarlo todo. ¿No es cierto? Yo, por ejemplo, soy de los que se lo piensan mucho antes de decidirme a llevarme algo a casa. Por lo menos cinco o diez minutos. No, no me hagan caso, estoy bromeando. Sí es verdad que traigo de mi infancia la amenaza perpetua de recaer en el coleccionismo, como el que ha dejado de fumar y sabe lo fácil que es volver a quemar cigarrillos. Se podría decir que he madurado, que he dejado atrás los caprichos infantiles, que he aprendido a controlar mis propios impulsos. Pero, para ser honestos, les diré que estoy permanentemente alerta. Y no sólo por evitar la sangría dineraria, no se crean. También tiene su miga la clásica pregunta: “¿Y ahora dónde meto yo todo esto?”. Pregunten si no a mi madre, que tiene media casa a reventar de cajas mías, con especial hincapié en la palabra “cajas”. Apiladas, asépticas, quitadas –en lo posible– de en medio. Porque los libros son cultura y visten cualquier estantería, pero no me imagino yo a las visitas familiares admirando la tebeoteca: “Anda, si tienes la colección completa de Los pitufos”, “Hombre, a ver si me prestas El sulfato atómico, que he leído en el Babelia que está muy bien”. Y eso sin mencionar la instintiva e invariable tendencia materna a ofrecer un tebeo y una caja de ceras o de rotuladores al sobrinito de turno. Que todo hay que explicarlo: “¿Ves esas dos cifras que hay junto al código de barras? Es el precio. Sí, sí, tanto, a ver si te crees que los regalan”.
Estaba yo el otro día –es un decir, una figura retórica, en verdad sucedió hace unos años– en casa de un amigo, casado y con dos niños, y el mayor de ellos, en edad de comulgar, le pidió a su madre dinero para comprarse no-recuerdo-qué-cosa en el puestecillo de la esquina, y allá que ella –desde aquí un beso– le contestó: “Eres un vicioso, como tu padre”. Así, con la boca llena de “vicioso” y de “tu padre”, ya saben. Total, a mi amigo, que yo sepa, no le gusta la droga, ni los bares de carretera, ni jugar a las cartas, ni el bingo, y ni fuma, ni bebe. Eso sí, compra tebeos. Porque dirán ustedes lo que quieran, que el tebeo se llama ahora novela gráfica, y es muy cool y está de moda, y es un producto cultural de primer nivel y lo lee la gente seria, pero eso será en su barrio. En el mío…
Ah, pero qué buenos tiempos aquellos en que iba uno al quiosco y ponía debajo del brazo dos o tres tebeos por semana. O más tarde, cuando se fue teniendo algo más de dinerillo y ya eran cinco o seis. Y luego diez o doce, y algún álbum que otro…
Ya me podían haber dado entonces una hostia bien dada. Vamos, digo yo.

Javier Fernández

04 noviembre 2010

HAUNT

Nombre: THE HAUNT Nº 01
Autores: ROBERT KIRKMAN / GREG CAPULLO
Edición original: The Haunt USA
Fecha de edición: 14/09/2010
Formato: Libro rústica, 144 págs. a color.
Precio: 14,95 €

Confieso que cuando leí la premisa de HAUNT me pareció que podría tratarse de algo demasiado similar a SPAWN y estéticamente semejante al SPIDERMAN dibujado por McFarlane. Pero el tratarse de un nuevo personaje, escrito además por Robert Kirkman, responsable de LOS MUERTOS VIVIENTES y mi grato recuerdo de los primeros números de la entretenida THE DARKNESS escritos por Garth Ennis, con su puntito canalla al protagonizarla un matón mafioso reconvertido en antihéroe sobrenatural (sospechaba que HAUNT podía contar también algo de ese estilo) me decidieron a comprarla, además de observar un dibujo más de mi gusto que el clásico exagerado de McFarlane (quizás ahora algo trasnochado), semejante por fortuna al de series como la mencionada LOS MUERTOS VIVIENTES o INVENCIBLE (fluidos en su narrativa y casi de línea clara, aunque abundante en detalles) más que al de los títulos de TOP COW, sugestivos pero a menudo pobres como soporte de una buena historia.
Y el caso es que HAUNT ha resultado ser una agradable sorpresa, no sólo en su arte gráfico. La historia de estos dos hermanos de mediana edad que se llevan fatal, uno cura, descreído, amargado y con el corazón roto, que se gasta el dinero de su iglesia en una prostituta a la que además confiesa (nada que ver con el Jesse Custer de PREDICADOR, salvo en su aspecto), y el otro superagente secreto de una de esas agencias de inteligencia que sólo existen en los cómics, asesino, marido, buena gente, y ademàs muerto...interesa desde las primeras páginas y atrapa en su lectura hasta el final de los 6 números que componen el tomo, con unos diálogos que se respiran auténticos y situaciones tan disparatadas como creíbles (características que comparte con la serie de zombis de Kirkman), utilizando los lugares comunes del género para eludir tópicos y, en definitiva, construir un buen cómic.

J.A.Santiago

02 noviembre 2010

EL ESCAPISTA DEFINITIVO


Título: STERANKO SUPERSTAR
Autor: ÁNGEL DE LA CALLE
Editorial: DOLMEN
Páginas: 112
PVP: 10,95 €

Frente a la obra de Jim Steranko (Pennsylvania, 1938) sólo caben dos posturas: se ama o se ama. Y es que el norteamericano, hijo de emigrantes ucranianos, es un narrador gráfico portentoso, especialmente dotado para la composición de página, el montaje, el ritmo visual, el acabado y el diseño. Pero, además, Steranko tiene madera de pionero, es un innovador incansable, un raro, un artista singular acostumbrado a rechazar las fórmulas preconcebidas y reinventarse a cada rato, lo que lo convierte también en un tipo inclasificable y elusivo.
Su heterodoxa carrera –llegados a este punto suele citarse que su trayectoria apenas incluye un puñado de tebeos y se extiende hacia campos tan diversos como la edición, la magia en general y el escapismo en particular, el estudio teórico de la historieta y la cultura popular, la ilustración o el storyboard fílmico– no le ha impedido ganarse un lugar prominente en la narrativa gráfica, merced a trabajos seminales como los protagonizados por Nick Furia y el Capitán América a finales de la década de 1960, epítomes de la estética pop aplicada al mundo de los superhéroes, pero también a obras de una inusual madurez como Chandler: Marea roja, ese peculiar y elegante híbrido entre tebeo y novela de género negro, Atmósfera Cero, la pasmosa adaptación gráfica del filme dirigido por Peter Hyams (Outland, 1981), o “The Exile at the Edge of Eternity”, una joyita de diez páginas incluida en el número 400 de Superman (octubre, 1984) que mereció mención destacada en la monumental The Encyclopedia of Science Fiction, de John Clute y Peter Nicholls. Ejemplos todos ellos de la ductilidad y la rebeldía conceptual del que durante muchos años fue considerado dibujante de culto y que, desde 2006, forma parte del selecto elenco incluido en el Will Eisner Comic Book Hall of Fame, una de las máximas distinciones que concede la industria estadounidense de los tebeos a los autores más destacados del medio.
El presente librito de Ángel de la Calle, reedición ampliada de uno de los textos contenidos en Steranko. Arte Noir (Vanguard Productions/Semana Negra, 2002), repasa la figura, la obra y los elementos narrativos más destacables de Steranko, demostrando que, más allá de los obsesivos cambios de registro del de Pennsylvania, existen líneas estructurales y argumentales que se repiten a lo largo y ancho de una producción que comenzó a la sombra de Jack Kirby y pronto evolucionó hacia un eclecticismo consciente y refinado que integra elementos propios del arte pop, el surrealismo, la psicodelia o el cine.
En palabras de De la Calle: “Conocer a Steranko es amarlo, y amar aún más su obra. Más allá de su pose, majestuosa, y de sus maneras tan americanas –y de sus dientes imposibles–, está uno de los más grandes autores de la expresión en viñetas del siglo pasado. Un innovador, un experimentador; alguien para quien los cómics son verdaderamente importantes; tanto como para jugar con su lenguaje y, de paso, hacerlo crecer. Una superestrella, en definitiva”.

Javier Fernandez

DICHO EN POCAS PALABRAS

Título: EL AMOR DUELE
Autor: KIRIKO NANANAN
Editorial: PONENT MON
Páginas: 210
PVP: 15 €

Si me propusiese caracterizar en tres palabras el estilo de Kiriko Nananan (Tsubame, 1972) diría que es riguroso, elegante y emocional.
Me explico: riguroso –diccionario en mano– valdría en los significados de muy severo, austero, exacto y minucioso; y quizá también en estos otros: áspero, acre, cruel y duro de soportar, pero eso depende del gusto de cada uno y de si ustedes las consideran cualidades peyorativas. Si es así, mejor no las tengan en cuenta.
He escrito “elegante”, y tomo de nuevo el diccionario: dotado de gracia, sencillez, airoso, bien proporcionado y –dicho de una cosa– que revela distinción, refinamiento y buen gusto. Nótese que me he saltado las cualidades de la palabra que se aplican a personas y que he gastado aquí todos los significados, excepto “dotado de nobleza”. Y eso que la cuarta acepción de noble incluye “singular o particular en su especie”, dos características que considero intrínsecas a lo de Nananan, pero entiendo en el sentido general del término “noble” una valoración comparativa del individuo –por indivisible– con los demás de su misma especie. Y hoy, sencillamente, no quiero entrar en comparaciones. Trato de valorar la cosa en ausencia de otras cosas.
¿Qué más? Emocional: que produce emoción. Esto es, que produce una alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática. Dos puntualizaciones: primero, pasajera implica “que pasa presto o dura poco”, y lo mucho o lo poco son conceptos relativos. Claro está que no se queda uno intensamente alterado para siempre, ni por un largo periodo de tiempo como si le hubiese ocurrido una desgracia o le hubiese tocado la lotería, pero, vean, me acuerdo de El amor duele y me emociono. Y luego se me pasa. ¿Me explico? Segundo, como “conmoción somática” vale la piel de gallina o el vello erizado. También las lágrimas, pero que conste que no es mi caso. Y, antes de que lo olvide, me falta reseñar el otro significado de emoción: interés expectante con que se participa en algo que está ocurriendo. Pues eso.
Ahora bien, si quisiera ser más conciso, si en lugar de con tres palabras tuviese que definir el trabajo de la japonesa con una sola, esta sería delicado. Fíjense que “delicado” es fino, suave, tierno, pero también sabroso, regalado, gustoso; difícil –y me quedo aquí, ojo, con la acepción de que no se logra o ejecuta sin mucho trabajo, no porque no se entienda con facilidad–; primoroso, exquisito; bien parecido, agraciado; sutil, agudo e ingenioso. En donde ingenioso se relaciona con la intuición, el entendimiento y las facultades poéticas y creadoras. Y si de una sola palabra se trata también me valdría minucioso en lugar de delicado. Porque minucioso equivale a que se detiene en las cosas más pequeñas. Como pequeño es el amor adolescente sobre el que Nananan da vueltas y vueltas, obsesiva, detallada, milimétricamente.
Aunque, bien pensado, preferiría quedarme con las dos, minucioso y delicado. Pero entonces ya no sería una sola palabra y me he propuesto ser conciso.

Javier Fernández