20 julio 2009

EL REY DEL CÓMIC 1

Título: KIRBY, EL REY DE LOS CÓMICS
Autor: MARK EVANIER
Editorial: ROSSELL
Páginas: 224
PVP: 49,95 €

Estados Unidos, década de 1930. Son los años de la Gran Depresión y el viejo concepto de superhombre sobrevuela insistentemente las calles maltratadas por el paro y la pobreza. El ideal del individuo poseedor de un don sobrenatural, dueño de su destino, admirado por la sociedad, triunfante ante las calamidades es el sueño colectivo de toda una masa desencantada.
Edgar Rice Burroughs relata historias de hombres fuertes y valerosos exiliados en Marte o en Venus, enfrentados a titanes extraterrestres y seducidos por hermosas princesas mientras Robert E. Howard mecanografía la epopeya de un expeditivo bárbaro de épocas ancestrales, empeñado en cuestionar lo que de humano tiene el hombre. Arqueólogos fabulosos, como Doc Savage, y justicieros vengativos, como La Sombra, maravillan con sus aventuras a los radioyentes estadounidenses. Héroes multimedia, como Tarzán o El Zorro, llegan a la gran pantalla, y el cómic, que ya se atreve a probar suerte fuera de los periódicos, da un paso adelante y saca ventaja de los precarios efectos especiales del cine: ha nacido el superhéroe. Y el primer ejemplar de su raza, Superman, es el modelo definitivo.
Los tipos con superpoderes afloran y se desarrollan como iconos del cómic de finales de la década y comienzos de la siguiente, buscando su lugar natural junto a tantos y tantos aventureros de la cultura popular coetánea. Desde entonces, y hasta la era de la revolución digital, el medio de la historieta es el caldo de cultivo propicio para narrar la épica de estos combatientes modernos, virtuales semidioses hechos a medida de las fantasías de la sociedad de consumo. Fieles al diseño original pero modificados convenientemente para satisfacer el gusto de cada época, algunos de aquellos primeros superhéroes han continuado sus andanzas hasta nuestros días, pero sólo un puñado de ellos han logrado insertarse realmente en el imaginario, trascendiendo por encima del resto e incluso de sí mismos. Me refiero a Superman, Batman y al Capitán América, alumbrados, respectivamente en abril de 1938, mayo de 1939 y marzo de 1941.
Criado en la pobreza, hijo de un inmigrante austriaco judío que trabajaba en una fábrica, Jack Kirby –seudónimo de Jacob Kurtzberg (Nueva York, 1917-California, 1994)– fue, sin discusión, el gran arquitecto de la ficción superheroica. La vida en las calles le aportó un gusto particular por la acción, y toda su visión artística posee un vigor excepcional que la hace imperecedera. Creó el Capitán América con el escritor Joe Simon, es decir, participó en la propia confección del género. Con el paso de los años, su fuerte personalidad y su imaginación se concretaron en un talento narrativo fuera de la norma que le merecieron el apodo de Rey del cómic, y su estilo acabó siendo uno de los más imitados del medio a partir de su decisiva intervención en la creación del universo Marvel, junto a Stan lee, a principios de la década de 1960.


Javier Fernández

11 julio 2009

LOS SPIDERMAN DE STRACZYNSKI

Título: BEST OF MARVEL: SPIDERMAN DE STRACZYNSKI, 6
Autor: JOE M. STRACZYNSKI (guión), MIKE DEODATO JR (dibujos).
Editorial: PANINI
Páginas: 144
PVP: 15 €

Citado como uno de los creadores del serial televisivo Babylon 5, Joseph Michael Straczynski (Paterson, 1954) –o JMS como también se le conoce– posee una dilatada carrera en la televisión que incluye su participación en calidad de guionista, coproductor o supervisor de producción en teleseries como Másters del Universo, The New Twilight Zone o Se ha escrito un crimen. Ha trabajado para la industria del cine, es novelista, articulista de publicaciones como Los Angeles Times, Writer’s Digest o Penthouse, y recaló como guionista de cómics en Marvel en 2001 tras haber escrito apenas un puñado de tebeos, en especial dos, ambos editados por Top Cow: Rising Star (24 números, comenzados en 1999) y Midnight Nation (12 números editados entre 2000 y 2002). Al frente de ambas cabeceras, JMS desarrolló elementos del género de superhéroes y de la ciencia ficción, junto con otros más propios del terror y la fantasía, mostrando la pizca justa de brillantez y originalidad, un buen manejo de los elementos narrativos y un excelente sentido del ritmo.
Contratado por el gigante de la edición de cómics de superhéroes para insuflar nueva vida a Spiderman después de que el personaje estrella de la casa hubiese sido maltratado hasta la saciedad por una sucesión de guionistas mediocres –continuamente intervenidos en sus decisiones creativas por el staff editorial–, Straczynski propuso desde su llegada (The Amazing Spider-Man, vol. 2, nº 30, junio de 2001) una labor independiente y fresca. Su versión devolvió al personaje buena parte de la esencia perdida y sorprendió a los lectores al demostrar que el concepto creado por Stan Lee y Steve Ditko en la década de 1960 podía actualizarse y resultar interesante cuarenta años después sin necesidad de ser deformado hasta lo irreconocible.
Straczynski ideó un nuevo elenco de personajes secundarios y reforzó la presencia de los más clásicos para que la serie presentase un aspecto familiar, escribió argumentos ágiles sazonados con diálogos ingeniosos y divertidos y estructuró un desarrollo a medio plazo (hasta The Amazing Spider-Man, nº 508, julio de 2004) que reinterpretaba algunas de las características definitorias del protagonista, dotado a partir de ahora de un parentesco esotérico con las arañas.
La considerada segunda etapa de Straczynski, esta que comienza con el volumen 6 de la edición en tomo de Panini o, lo que es lo mismo, el nº 509 de The Amazing Spider-Man, es un camino largo y embarrado, marcado sobre todo por argumentos polémicos y decisiones artísticas que encubren estrategias de marketing e imposiciones editoriales. Hasta su marcha, en 2007, Straczynski prácticamente no dejó títere con cabeza y logró diluir casi por completo el grato recuerdo de sus primeros números.
Analizar esta misteriosa inversión es el único motivo que se me ocurre para sugerir a alguien su lectura.

Javier Fernández

06 julio 2009

ESPADACHINES Y MANSIONES ENCANTADAS


Para el lector curtido, resulta insólito el buen trabajo editorial que está realizando Dark Horse en su línea de versiones gráficas de la obra de Robert E. Howard, el célebre y malogrado creador del icónico Conan el bárbaro entre otros tantos personajes. Bajo el sello Robert E. Howard Official License, y tras el éxito de público y crítica de la labor desarrollada con Conan, Dark Horse ha ampliado la oferta relacionada con los escritos del autor texano, con una acertada elección de equipos creativos y un pulcro respeto por el tono y los conceptos originales.

Con fecha de noviembre de 2008 vio la luz el primero de los seis números mensuales de que consta la adaptación del relato seminal de Kull, The Shadow Kingdom, a cargo del escritor Arvid Nelson y el dibujante Will Conrad, con la aportación del argentino José Villarrubia en la paleta de colores. El resultado es un cómic impactante, muy distinto de anteriores aproximaciones al personaje, y que, por primera vez, posee un sabor propio que diferencia estética y narrativamente sus aventuras de las del famoso cimmerio. Unos meses antes, en septiembre de 2008, Dark Horse comenzó la edición en cinco partes de The Castle of the Devil. El editor y guionista Scott Allie, el ilustrador Mario Guevara y el multipremiado colorista Dave Stewart dan forma a esta historieta sangrienta y repleta de criaturas sobrenaturales protagonizada por el atormentado espadachín y asesino de demonios Solomon Kane. Y de nuevo, al igual que en el caso del rey de Valusia, la suya es la interpretación más consistente que se ha hecho del personaje hasta la fecha.

Al margen de Conan, Kull y Kane, Dark Horse ha probado suerte también con otro de los géneros en los que brilló Howard: el terror. En abril de 2008, veía la luz Pigeons from Hell, una serie limitada mensual de cuatro números escrita por el siempre interesante Joe R. Lansdale, que realiza aquí una reescritura libre del relato de Howard sobre una vieja mansión encantada de Louisiana, y modifica personajes y situaciones, aporta ingenio en los diálogos y un tono de humor negro muy característico del guionista, pero conserva intacto el sentido original de la historia. La versión se beneficia del frenético ritmo visual de Nathan Fox y el esmero en la construcción de atmósferas del omnipresente Dave Stewart.

Mientras llega la edición en español de estos trabajos, alguno de los cuales ya ha sido anunciado por Planeta, aprovecho para recordar que, antes de la concesión de la licencia oficial, Dark Horse publicó otras obras relacionadas con Howard que están pendientes de traducción como Kings of the Nights, del ciclo de Bran Mak Morn, la novela gráfica Almuric y el pastiche Ironhand of Almuric; o de reedición, como es el caso del estupendo Cormack Mac Art, tebeos todos ellos escritos por Roy Thomas.


Javier Fernández