23 marzo 2009

ELEGANCIA Y VANGUARDISMO

Título: VALENTINA. TOMO 1
Autor: GUIDO CREPAX
Editorial: NORMA EDITORIAL
Páginas: 280
PVP: 20 €

Gigante del cómic, Guido Crepax (1933-2003) creció en una familia milanesa acomodada y disfrutó de una educación exquisita durante los duros años posteriores a la segunda guerra mundial. Su padre, Gilberto Crepax, fue primer violonchelo de la Scala y cultivó tempranamente el aprecio de su hijo por la música, tan presente en los ritmos visuales de toda su obra.
Durante su juventud, Crepax estudió arquitectura, y aunque apenas llegó a ejercer la profesión, le quedó un dominio estructural y una fuerte inclinación al diseño, así como el gusto por la sofistificación y la tendencia continua a la exploración de los límites de la composición y el espacio de la página. Trabajó primero como ilustrador publicitario, ganando cierto renombre gracias a una campaña para la Shell, dibujó cubiertas de libros y de un buen número de discos de jazz. Desde 1958 colaboró con la revista científica Tempo Medico, para la que realizó portadas e ilustraciones interiores hasta mediados de la década de 1980. Que se dedicara a la historieta responde, quizá, al signo de los tiempos, marcados por el auge de la cultura de masas pues, como confesó en alguna ocasión, apenas conocía el medio antes de dedicarse profesionalmente a él y sus únicas lecturas habían sido algunos clásicos estadounidenses durante su infancia.
Crepax publicó su primer cómic en 1963 y dos años después decidió producir una serie de aventuras, Neutron, para la mítica cabecera italiana Linus. El protagonista, Philip Rembradt, una suerte de superhéroe a la europea que se gana la vida escribiendo crítica de arte, se vio superado en popularidad, casi de inmediato, por uno de los personajes secundarios, la sensual y joven reportera llamada Valentina Rosselli, quien pronto se adueñaría de la cabecera y acabaría convirtiéndose en uno de los iconos más importantes de la historia de los cómics.
Valentina, cuyo peinado característico inicial reproduce el de la actriz Louise Brooks en la película muda La caja de Pandora (1928), de G. W. Pabst, comenzó sus andaduras como veinteañera y envejeció progresivamente, historieta tras historieta, a lo largo de más de treinta años de peripecias, lo que permitió a Crepax reflejar los anhelos y decepciones de toda una generación a la vez que documentaba los cambios en la sociedad burguesa europea. Lectora empedernida, amante del buen gusto, tendente a la melancolía, a veces superficial, a veces idealista, troskista primero y después republicana en un país degollado por la mafia, Valentina, con su peculiar comportamiento sexual, algo masoquista y muy exhibicionista, fue considerada un símbolo de la liberación femenina y es la expresión más íntima y perdurable de la ideología, las afinidades culturales y las inquietudes del propio Crepax.
Una bella obra, elegante y vanguardista, inusual y transformadora, que merece figurar en la estantería de cualquier amante de la buena lectura.


Javier Fernandez

2 comentarios:

carlos maiques dijo...

Sherezade ya no da para una reseña como novedad editorial, pero me quedo con ganas de saber que dirías sobre Toppi. Pues sí, Valentina, habrá que dejarse los cuartos en ese flequillo. Un saludo.

Javier Fernández dijo...

Querido Carlos,

Toppi es una de mis debilidades, como también lo son Crepax y el gran Dino Battaglia

tomo tu invitación para escribir sobre él, no sé cuando pero lo haré, espero que pronto

un saludo,
Javier