04 enero 2009

LOS SPIRIT DE FRANK MILLER



Título: THE SPIRIT: EL LIBRO DE LA PELÍCULA
Autor: Mark Cotta Vaz y Frank Miller
Editorial: Norma Editorial
Páginas: 256
PVP: 29,50 €




Aparte de la castaña esta que se ha estrenado en el cine, conviene recordar que Frank Miller ha versioneado con brillantes resultados The Spirit de Will Eisner al menos en otras dos ocasiones.
El primer Spirit de Miller fue Daredevil, el personaje clásico de la factoría Marvel que el bueno de Frank comenzó a reinventar en aquel mítico número 158 de mayo de 1979, todavía con guión de Roger McKenzie, y, más concretamente, a partir del número 168 de enero de 1981, cuando la joven promesa se hizo cargo también de la escritura de la serie. En sus propias palabras: “Nunca planeé dibujar superhéroes. Mi género favorito siempre había sido la ficción criminal. [...] Con Daredevil encontré el vehículo perfecto. La seña más características del héroe se presentaba como una discapacidad: es ciego. Estaba en posición de poder hacer mis cómics criminales. Seguí el ejemplo de The Spirit, de Will Eisner. Él dio a su héroe una máscara para contentar a sus editores. En mi caso, tenía a un tipo ciego en mallas rojas”.
En manos de Miller, el héroe ciego se transformó en un justiciero urbano de novela negra, merodeador de los bajos fondos, enfrentado al hampa, con más vidas que un gato y siempre dispuesto a repartir hostias en cualquier tugurio atestado de maleantes. Paulatinamente, los personajes secundarios –héroes y villanos, aunque a veces no resulta fácil decidir quién es quién– se adueñaron de la serie y los argumentos se fueron llenando de conflictos emocionales y dramas psicológicos de tono amargo, muy en la línea de Eisner pero genuinamente Miller. Si el primero disponía de un sentido del humor envidiable, y su Spirit roza continuamente lo paródico, el segundo se decantó más abiertamente por una estilización de la violencia nunca antes vista en un tebeo de superhéroes y un cierto grado de realismo en el tratamiento del protagonista, que lo mismo quedaba lisiado y escayolado a resultas de una de sus batallas como daba muestras de un comportamiento preocupantemente psicopático. Y esto me lleva a Elektra, el personaje creado por Miller en el citado número 168, un olvidado amor de juventud del protagonista convertida ahora en sangrienta mercenaria que explota las debilidades afectivas y mentales del héroe. Elektra guarda obvias similitudes con la Sand Saref de Eisner pero, de algún modo, compendia todas las perdidas y asesinas que pueblan las páginas de The Spirit.
La acumulación de personajes perturbados y marginales, la inexcusable importancia de la ciudad en la narración, la continua experimentación gráfica y el uso incesante del claroscuro son también elementos heredados de Eisner. Miller los hizo suyos en Daredevil y los convirtió más tarde en la espina dorsal de Sin City, su obra de madurez comenzada en 1991, de carácter coral y sin protagonista definido, su otro The Spirit.
Ambas obras son mucho más fieles al espíritu del maestro que el pastiche torpe y aburrido del celuloide y a ellas remito a quien esté interesado en disfrutar con una versión radical, posmoderna y contemporánea de la obra magna de Will Eisner.

Javier Fernandez

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